El 14 de noviembre de 2025, una explosión seguida de un incendio de gran magnitud sacudió el Polígono Industrial Spegazzini, en la zona de Ezeiza, Argentina. El siniestro afectó instalaciones químicas y logísticas, generó una columna de humo visible desde kilómetros y dejó, según cifras preliminares, más de 20 personas heridas.
Aunque la investigación oficial continúa, medios judiciales y técnicos han señalado como punto de origen a Logischem S.A., empresa dedicada al almacenamiento y distribución química, donde existían sustancias altamente inflamables como gas butano, cianuro, fósforo rojo o aluminio en polvo, entre otras.
Más allá de los daños industriales, este hecho dejó al descubierto una lección urgente para la región: en emergencias industriales, la comunicación puede proteger o dañar tanto como las sustancias químicas involucradas.
Cuando la empresa no comunica, los otros comunican por ella
Durante las primeras horas tras el siniestro, la información pública estuvo dominada por tres actores:
- Medios de comunicación, que actuaron como primera fuente de datos.
- Autoridades sanitarias y provinciales, que emitieron recomendaciones a la comunidad.
- Organizaciones socioambientales y vecinos, denunciando falta de información sobre riesgos tóxicos.
En cambio, la empresa involucrada habló poco, tarde y de forma técnica, enfocándose en permisos y características de los químicos, pero sin un mensaje orientado a la comunidad afectada.
Esto no solo debilitó su credibilidad: cedió el liderazgo del relato a otros actores, quienes terminaron configurando el marco de interpretación pública del evento.
En una crisis industrial, el silencio corporativo no es neutral: es interpretado como indiferencia o intento de ocultamiento.

Análisis: la crisis también fue comunicacional
1) Comunicación reactiva y defensiva
La información de la empresa apareció solo después de que medios y autoridades ya habían informado. Comunicar “a la defensiva” profundiza la sospecha y la sensación de riesgo.
2) Exceso de tecnicismos para un público que necesitaba contención
Explicar permisos o sustancias no responde preguntas clave para la comunidad:
- ¿Qué riesgos hay para la salud hoy?
- ¿Qué hacer en las casas?
- ¿Cómo será atendida la población afectada?
Comunicar no es informar lo que la empresa quiere decir, sino lo que la comunidad necesita saber.
3) Falta de vocería clara y empática
No hubo un portavoz central, visible y preparado para hablar simple, con humanidad y consistencia. En crisis, una voz creíble es tan necesaria como un plan operativo.
4) Riesgo para la licencia social de operar
El peligro no termina con el fuego. Si no hay transparencia, monitoreo ambiental público y participación vecinal, la comunidad pasa a percibir a la industria como una amenaza permanente.
La reputación industrial no se define en el incendio: se define en lo que la empresa hace en los días, semanas y meses posteriores.
¿Qué debe hacer una empresa en una crisis de este tipo?
Acciones inmediatas (0–72 horas)
- Vocería oficial capacitada
- Mensaje claro y humanizado: salud, seguridad y transparencia
- Listado accesible de químicos y riesgos en lenguaje común
- Líneas diferenciadas de información para vecinos, trabajadores y prensa
- Coordinación pública con bomberos y autoridades sanitarias
Corto plazo (3–30 días)
- Informe preliminar ambiental y de seguridad
- Atención a comunidades y familias afectadas
- Reuniones periódicas y abiertas con vecinos
- Publicación regular de avances, no solo de resultados finales
Largo plazo (1–12 meses)
- Auditorías externas ambientales publicadas
- Compromisos verificables de seguridad y prevención
- Planes de inversión social vinculados a salud, monitoreo o educación ambiental
- Comunicación sostenida de resultados y aprendizajes
La recuperación reputacional no es una campaña: es evidencia sostenida.
Lo que Crearse aporta en crisis industriales
En escenarios de alto riesgo – químicos, mineros, logísticos o energéticos – la comunicación estratégica es parte de la seguridad pública.
Crearse acompaña a organizaciones a:
- Diseñar y activar protocolos de crisis comunicacional.
- Formación urgente de voceros con foco empático y técnico.
- Elaborar informes de transparencia comprensibles para la comunidad.
- Monitorear y corregir información falsa o imprecisa.
- Facilitar vinculación comunitaria post-crisis.
- Construir un roadmap reputacional basado en evidencia, no discursos.
Comunicar responsablemente en crisis es proteger el territorio, a las personas y la continuidad de la actividad productiva.
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