La última Encuesta CEP (septiembre-octubre 2025) volvió a evidenciar una tendencia clara: en Chile, la confianza en las instituciones sigue siendo baja, y los medios de comunicación no son la excepción. Sin embargo, dentro de este escenario, hay matices reveladores.
Mientras las radios y los diarios mantienen altos niveles de credibilidad (43% y 29%, respectivamente), la televisión y las redes sociales caen al fondo de la tabla, con apenas 14% y 13% de confianza.
Medios tradicionales: el valor de la cercanía y la credibilidad
Las radios se consolidan nuevamente como el medio más confiable. Su tono local, su presencia en regiones y su vínculo comunitario las convierten en una fuente percibida como cercana y veraz. Además, aportan inmediatez y proximidad emocional, transformándose en lo que Marshall McLuhan definió como “el tambor tribal”: un medio que convoca une y resuena con la vida cotidiana de las personas. Hoy, esa capacidad de conexión se amplifica gracias a la tecnología: las radios ya no solo transmiten voz, sino también imagen, integrando sus contenidos a través de plataformas digitales y streaming, lo que refuerza su vigencia en el ecosistema mediático actual.
Los diarios, por su parte, aunque con menor alcance que en décadas pasadas, conservan una autoridad asociada al análisis y la profundidad. Ambos logran sostener la confianza gracias a su capacidad de verificar, contextualizar y transmitir con responsabilidad.

Televisión y redes sociales: ruido, desinformación y desgaste
En cambio, la televisión enfrenta una crisis sostenida de credibilidad, asociada al sensacionalismo y la falta de diversidad de enfoques. Las redes sociales viven su propia paradoja: son la principal fuente de información cotidiana, pero también el espacio donde la desinformación, la polarización y la manipulación algorítmica minan la confianza.
Un aprendizaje para las empresas
Para las empresas privadas, estos resultados ofrecen una señal estratégica: no todos los medios son iguales a la hora de construir o proteger reputación. En contextos de crisis, depender exclusivamente de redes sociales o de la inmediatez televisiva puede aumentar el riesgo de malinterpretaciones, desconfianza o descontrol del relato.
Por el contrario, fortalecer relaciones con radios regionales, medios locales y prensa escrita puede ser clave para transmitir mensajes creíbles, explicativos y humanos. Además, contar con voceros preparados y estrategias de comunicación transparentes es esencial para que la respuesta institucional sea percibida como genuina.
La confianza no se improvisa: se construye con consistencia, coherencia y empatía. En tiempos donde la desinformación se propaga más rápido que los hechos, las empresas y organizaciones que comuniquen con verdad y en los canales adecuados tendrán una ventaja decisiva. Porque, como muestra la CEP, la credibilidad sigue siendo un bien escaso… pero aún posible.